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Antifragilidad: el lado beneficioso del estrés

Aunque tiene mala fama, el estrés no siempre es perjudicial. En ciertos niveles, puede generar fortaleza, mejorar la salud y preparar al cuerpo para los desafíos de la mano de la antifragilidad. Pero, ¿cómo aplicar esta idea en la práctica del yoga? Por German Ledesma




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El confort se volvió un valor central en la sociedad moderna. Se acondicionan los espacios y hogares para evitar el frío o el calor extremo; los calzados y la ropa se diseñan cada vez más pensando en maximizar el confort; y hasta el acceso a bienes y servicios entran en la palma de la mano: ya no es necesario salir a buscar comida, basta con dos o tres clics para que llegue directo a la puerta. 


Pero no todo es color de rosas. La comodidad es agradable, pero puede hacer mucho daño.  Estas facilidades de la vida moderna alejan a la sociedad progresivamente de estar en contacto con la naturaleza y de sus ritmos.


El lado B del estrés: ¿la comodidad nos vuelve frágiles?


El término antifrágil fue usado por el escritor y filósofo Nassim Taleb para hablar de la condición en la que una entidad se beneficia del estrés, de lo aleatorio y el desorden. Palabras que tienen bastante mala reputación hoy en día.


El estrés está asociado a muchos problemas de la vida moderna, desde el agotamiento físico hasta trastornos de salud más complejos. De hecho, diversos estudios lo asocian con enfermedades como la ansiedad, la depresión e incluso afecciones cardiovasculares. Y está bien, con una fama bastante bien ganada, puede ser algo negativo cuando se superan ciertos límites. 


Pero el estrés necesario para volvernos antifrágiles


La antifragilidad y el estrés necesario en el cuerpo


Un ejemplo claro de la capacidad de antifragilidad del cuerpo puede verse en cómo funciona el sistema inmune


Es conocido que la progresiva exposición a microorganismos durante la vida, genera una mayor resistencia formando anticuerpos protectores y memoria inmunológica. 



En contrapartida, la excesiva higiene durante la maduración del sistema inmune debilita la microbiota del cuerpo y puede volvernos más vulnerables.


Así, la salud de nuestros tejidos se encuentran dentro de un espectro:

  • frágil en un extremo

  • robusto en el medio 

  • antifragil en el otro extremo


En estos gráficos se puede ver la salud en el eje vertical y el nivel de estrés en el eje horizontal.



Fragilidad
Fragilidad

Cuando el estrés, aunque sea de poca magnitud, supera cierto nivel de tolerancia, puede lograr que un objeto frágil se rompa y haya una transición abrupta. Como una copa de cristal que cae de su propia altura y se rompe.



Robusto
Robusto


En cambio, algo robusto tiene una mayor tolerancia al estrés, a pesar de que este aumente, su condición de salud no empeora pero tampoco mejora. Y ocurre hasta cierto en el que vence su umbral de tolerancia. 


Por ejemplo, una taza de metal: es más robusta y ante la misma caída que la copa de cristal no se rompe, pero si se arroja con más fuerza, lo más probable es que se doble.



¿Cómo se comporta algo antifrágil?


El cuerpo tiene una gran capacidad de adaptación ante distintas situaciones. Pero si no se le da estímulos y movimiento, se adapta. Así, se vuelve más frágil. Lo que no se usa se atrofia


En cambio, si se le da estímulos adecuados, el cuerpo tiene la capacidad de volverse fuerte, saludable y aumentar su antifragilidad. 


Antifragilidad
Antifragilidad

En el gráfico se pueden ver tres sectores: a la izquierda figura el valle de la comodidad, donde hay poco estrés para desafiar los tejidos que, con el tiempo, se debilitan; a la derecha está la tierra del distrés, el estrés perjudicial, que daña los tejidos cuando se aplica demasiado estrés; entre estos dos extremos está el ascenso del Eustrés, que equivale a un estrés bueno y puede volverse incómodo y desafiante, pero al mismo tiempo ser saludable y necesario. 



El estrés y el yoga


Uno de los grandes mitos del yin yoga es que, por su naturaleza pasiva, lenta y en apariencia suave, es una práctica que no busca el estrés, sino la completa comodidad. 


Pero el yin yoga propone generar un tipo de estímulo determinado basándose en la teoría del ejercicio físico. 


Esta teoría se fundamenta en dos aspectos. Primero, “estresar” el tejido. Luego, darle el correspondiente descanso.



Al leer la palabra estrés debe leerse estímulo y todo va cobrando más sentido: sentir la activación muscular (en yoga yang), la tensión/estiramiento o compresión en los tejidos (en yoga yiin). 


Según la perspectiva taoista en términos de yin y yang, los distintos tipos de tejidos precisan ser estimulados de maneras distintas para la su remodelación, fortalecimiento y preservación de su salud. 


  • Los tejidos yang se estimulan a través del movimiento rítmico y repetitivo con su correspondiente descanso.

  • Los tejidos yin, derivados de los tejidos conectivos duros, como huesos, fascia, tendones, ligamentos y cápsulas articulares, se estimulan aplicando un estrés de suave a moderado por períodos prolongados de tiempo con su correspondiente descanso.


De estas ideas se desprende que una práctica de asanas segura es aquella que puede dar los estímulos adecuados a cada tipo de tejido, en la búsqueda del equilibrio y el término medio. La completa comodidad debilita a los tejidos y el estímulo excesivo puede dañarlos.



¿Qué tanto estrés es recomendable?


Para entender qué tanto estrés es recomendable es útil apoyarse en el gráfico.


Fragilidad y antifragilidad en tejidos lesionados.
Fragilidad y antifragilidad en tejidos lesionados.

Cuando los tejidos se dañan, la tolerancia a un umbral seguro de estrés pasa al punto C para fomentar la antifragilidad


Si se aplica estrés a nivel B, los tejidos se dañan. Pero si el estrés aplicado permanece en el punto A, los tejidos seguirán siendo frágiles. 


Idealmente, el estrés debe estar cerca, pero no más allá del borde representado por el punto C.



¿Cómo encontrar el punto de estrés óptimo?


Es evidente que desde la docencia se busca proponer prácticas íntegras y seguras, más aún si hay casos de lesiones. Es natural que tanto instructor como practicante estén en un estado de mayor alerta y cuidado en esos casos. 


Aun así, es frecuente que profesores con buenas intenciones, siguiendo su formación, su propia experiencia o incluso guiados por la lógica, insistan en que los alumnos deben hacer siempre o nunca tal o cual cosa. 



Hay profesores que afirman que cada vez que un alumno realiza una flexión hacia adelante, ya sea de pie o sentado, debe flexionar las rodillas para evitar hiperextenderlas. O que ningún practicante con osteoporosis puede hacer flexiones con su columna lumbar.


Sobre esto, Paul Grilley creador del yin yoga dice: “Nunca es nunca correcto y siempre es siempre incorrecto”.


Desafortunadamente, al intentar no hacer daño, se puede estar impidiendo que los alumnos reciban el estrés que necesitan para estar sano. Pero esto no implica pasar al polo opuesto y sobreexigir. El desafío de la relación profesor/practicante radica en la búsqueda del equilibrio de tres puntos: orientación, consentimiento y autonomía.


El rol del profesor está en dar herramientas para diferenciar la incomodidad del dolor, aprender a detectar señales de alerta de cuándo podría surgir un daño y explorar posibilidades. 



El consentimiento informado en el yoga


El consentimiento informado en una práctica de yoga significa comunicar al estudiante qué puede esperar de la práctica, la intención de una postura o movimiento.  Es brindar opciones en caso de que las cosas no sigan el plan y luego cederle la decisión final de realizar la postura de la manera más efectiva. Esto requiere un enfoque funcional del yoga, no estético.



Se puede proponer, aconsejar o creer que es lo mejor para cada practicante, pero el practicante debe ser quien decida. Para tomar esa decisión, necesita conocer las opciones y que se le enseñe a monitorear su propia respuesta a las posturas.


  • No se  debe tomar como verdad absoluta lo que diga un profesor de yoga. 

  • El consejo tiene buenas intenciones y es una guía, pero cada quien sabe lo que está sucediendo internamente

  • Si el consejo o las instrucciones no funcionan, no deben seguirse

  • Se debe diferenciar la incomodidad del dolor, este último suele ser una señal de que algo no va bien. 

  • Se debe considerar que la falta de estrés puede volverte frágil

  • Pero también que demasiado esfuerzo no es bueno


En definitiva, hace falta estrés para desarrollar antifragilidad. No se trata de sufrir para lograr ganancias, se trata de encarar con autocompasión el proceso de práctica para ver que el aprendizaje es eso que está del otro lado de la incomodidad. 


¡Que tengas una excelente práctica!

Germán Ledesma


Bibliografía

Developing antifragility in practice: the necessary side of stress. Bernie Clark. https://yogainternational.com/article/view/developing-antifragility-in-practice/

Are yoga teachers making us fragile? Bernie Clark. https://yinyoga.com/are-yoga-teachers-making-us-fragile/

You shouldn’t stretch joints. Bernie Clark.  https://yinyoga.com/you-shouldnt-stretch-joints/





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