El 1er principio del Yin Yoga nos habla de los Límites. A menudo escucharás en una práctica decir:
"Ingresa en una profundidad adecuada y respeta el borde”. Si normalmente en un asana Yang vamos al 100% de las posibilidades del cuerpo, en Yin, vamos a un 30/ 40% de las posibilidades del cuerpo, es decir, vamos lento... hay tiempo para profundizar!
Esto se debe, en parte, a que los tejidos yin no se estresan igual que los yang. Necesitan de otro estímulo, y de mucho más tiempo para llegar a ellos. Pero no solo dichos tejidos se benefician de este -ir lento -.
La lentitud nos da tiempo a sentir. Ingresar en el asana dándole tiempo al cuerpo, permite identificar mejor el borde - el límite, aumentando así, la sensibilidad y propiocepción.
Imagina a una persona que camina y a otra manejando en auto. Aquel que camina tiene la posibilidad de observar bien su medio ambiente, su entorno y por lo tanto más tiempo para responder ante un posible signo de STOP.
Aquel que va en auto observa el entorno como ráfagas, con menos detalles y tiene por lo tanto, menor capacidad de reacción. Para el conductor encontrarse con el borde será más brusco, más rápido y potencialmente doloroso, ya que probablemente pueda reaccionar una vez pasado dicho freno.
Entonces, ¿Qué es el límite/borde y cómo identificarlo?
Los limites se pueden manifestar de varias maneras, pero casi todos se pueden identificar de la misma. Es como una sensación de incomodidad, discomfort, peligro, alerta o potencialmente, dolor.
El dolor es un límite bien claro y aquí tenemos otro mantra “Si duele, retrocede” Al dolor hay que atenderlo, escucharlo y tomar acción. El dolor es SIEMPRE indicativo de un proceso patológico. Entiéndase proceso patológico, como aquello que no sigue el orden natural, aquello que conlleva a un desequilibrio y finalmente a una enfermedad/patología. Nada en la fisiología de todo lo que esta vivo sucede con dolor. A la flor no le duele florecer, al pájaro no le duele volar, al humano no le debería doler moverse o caminar.
Si sucede, hay que atenderlo. Aguantarlo no es atenderlo, ni tampoco nos hace más fuertes. Aguantarlo es entrar en una zona de peligro física que posiblemente termine en lesiones.
Es importante entrar lento en las posturas de yin - y en la vida - para darle tiempo a los tejidos del cuerpo y para darnos tiempo -sobre todo- de sentir cuando nos estamos acercando a un borde o a un límite. Si aparece el dolor, no lo aguantamos, buscamos variantes, apoyos o salimos de la postura hacia Pentáculo.
Muchas veces la sensación de incomodidad o alerta viene por una actividad mental acelerada que no nos permite entrar en quietud y nos quiere sacar de allí. Es solo con la auto-observación y con mucha práctica que vamos agudizando los sentidos y vamos pudiendo acercarnos al origen de las incomodidades.
Si podemos registrar que es una incomodidad mental, RESPIRAMOS, ayudamos al cuerpo a tomar autoridad y a la mente a ceder el control.
Si la incomodidad viene del cuerpo, la atendemos. Buscamos variantes, buscamos más apoyo o finalmente si nada funciona, salimos de la postura.
Si se gatillan emociones, también puede ser incomodo dependiendo qué tanto estemos habituados a sentirlas. En ese caso, también RESPIRAMOS, permitimos que la emoción fluya, salga y se exprese en la medida de lo posible.
Las emociones no son un límite, pero también pueden llevarnos cerca de los límites si no atendemos a las narrativas de nuestra historia alojadas en los tejidos. (Ej; experimentación de traumas, accidentes, golpes fuertes, fracturas o incluso, traumas emocionales).
Como vemos es imposible generalizar, pero lo que es seguro es que en cualquier caso, lo primero que tienes que hacer es: RESPIRAR y OBSERVAR.
y tal vez luego puedas preguntarte.. ¿Hace sentido esto para mí? ¿Algún significado simbólico? ¿Un patrón, una sincronía?
Creemos que esta información es importante para fomentar el desarrollo de la auto-observación. ¿Haz experimentado tu los límites físicos, mentales u emocionales, en la práctica?
Cuéntanos, nos interesa leer tu opinión!
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